En un Mundial de MotoGP en el que todas las miradas estaban puestas en el enfrentamiento entre Francesco Bagnaia y Marc Márquez en el equipo oficial Ducati, un nombre inesperado encabeza la tabla con autoridad: Álex Márquez. El piloto del Gresini Racing, al que a menudo se refieren como «el hermano del campeón», está dando una auténtica lección de regularidad, velocidad y madurez y, de paso, está planteando una cuestión que hasta ahora parecía impensable: ¿merece un asiento de fábrica en 2027?
Con su contrato expirando a finales de 2026 y su rendimiento actual desafiando las expectativas, Álex podría obligar a Ducati a replantearse el futuro de su alineación oficial. Por delante de Bagnaia e incluso de su hermano Marc en la clasificación general, el menor de los Márquez ha demostrado no sólo que está en su mejor momento de forma, sino también que ya no es sólo un piloto de media tabla con destellos de talento. Está batiendo objetivamente a los mejores… con el mismo material o peor.

Y aquí viene el elemento polémico: si el rendimiento continúa y si Marc Márquez o Bagnaia empiezan a resquebrajarse bajo presión, ¿puede Ducati permitirse ignorar los resultados? ¿Hasta qué punto el peso mediático de Marc o el palmarés de Bagnaia seguirán protegiendo su puesto en el equipo oficial? En términos de rendimiento puro, Álex puede justificar una apuesta más que nunca.
¿Y si Álex Márquez es el verdadero heredero de Ducati? Sería un golpe mediático y deportivo que sacudiría por completo la jerarquía de Bolonia… y dejaría claro que en MotoGP, la sangre pesa… pero los puntos pesan más.