El Gran Premio de Alemania de 2016 en el circuito de Sachsenring fue una de las carreras más impredecibles y emocionantes de la era moderna de MotoGP. Con condiciones meteorológicas inestables, el número 93, Marc Márquez, brilló al tomar una de las decisiones estratégicas más acertadas de su carrera, una jugada que le valió una victoria dominante y aumentó aún más su fama de maestro en medio del caos.
La carrera comenzó con la pista mojada, pero la superficie comenzó a secarse a mitad de la prueba, lo que obligó a los pilotos a plantearse cambiar de moto, una de las decisiones más críticas en situaciones de transición meteorológica. Mientras muchos de sus rivales dudaban, entre ellos Valentino Rossi, que optó por permanecer en la pista con neumáticos de lluvia durante demasiado tiempo, Márquez hizo una apuesta arriesgada: cambió a una moto con neumático delantero intermedio y trasero slick antes que los demás.

El riesgo valió la pena. Con un ritmo muy superior al del resto del pelotón en la fase final de la carrera, el piloto de Repsol Honda avanzó rápidamente y cruzó la línea de meta con una cómoda ventaja de nueve segundos sobre Cal Crutchlow (LCR Honda), que terminó en segundo lugar, y Andrea Dovizioso (Ducati), que lideró gran parte de la carrera, pero no pudo resistir la estrategia de Márquez.
Esta victoria no solo reforzó el dominio de Márquez en el circuito alemán, donde ostenta un impresionante récord de victorias consecutivas, sino que también demostró su sangre fría y su excepcional instinto para las carreras, características que siguen destacándolo en el pelotón de MotoGP.